martes, 24 de enero de 2017

DAVID MCKEE, UNA PERSONA MUY ESPECIAL



Una visita muy especial


David McKee, Arenas, 1989.

ARENAS

Conocí a David Mckee en el año 1989, en Arenas de San Pedro, dentro del encuentro que organizaban, y organizan, Federico Martín y los suyos. Charlamos, y nos regaló una imagen de un monstruo para la Revista Peonza, cuando todavía eramos dos en el Equipo de Redacción y teníamos tres años de vida. Aquella fue la primera cubierta ilustrada que publicamos. 

   
A lo largo de los años siguientes siguió colaborando con Peonza de manera generosa en las diversas propuestas que le hicimos.

David McKee y Javier Sobrino en Arenas.

BIELVA

En 1995, preparé un proyecto de trabajo sobre sus libros en mi clase de Educación Infantil del CRA Monte Arria en Bielva, Cantabria. Grabé en vídeo todas las actividades que realizamos con sus libros, algunos de los cuales no se habían publicado aún en España. Gracias a las traducciones de mi amigo Diego Gutiérrez pudimos leerlos en clase. Los libros a medio terminar (uno de monstruos y un diario) y el vídeo se fueron para Niza, donde vivía por aquel entonces.


Pasó el tiempo y una mañana de sábado sonó el teléfono: era David. En una mezcla de españolitalofrancés nos pudimos entender. Él no quería aceptar nuestros regalos y no podía grabarse porque no tenía cámara. Él, solo, se ofrecía a venir a vernos a nuestra escuela. Mayo le venía bien y yo acepté, también nos venía bien, aunque no me lo creía, pero soñar es gratis.


David McKee en Bielva, Herrerías, Cantabria, España.

Y así fue como un día lluvioso, miércoles por la tarde, aparcó delante del colegio un coche con el volante en el lado contrario y de él salió un David McKee sonriente. Había recorrido dos mil kilómetros durante 17 horas de viaje, desde Londres, donde también reside, para venir a vernos.



No me lo podía creer.  Libros, libros y una botella de whisky escocés formaban también parte de su regalo.


Los días siguientes los pasó en el colegio con los niños jugando, dibujando y leyendo.  Disfrutamos de algo único. Y mi amigo Javier Flor lo llevó de turismo para que viera la Cantabria húmeda.





PECHÓN

Dejó las tierras del Nansa con la pena de no ver las montañas de los Picos de Europa. Desde ese momento, todos los años llega a mi casa un sobre pintado que me desea feliz año.


Gracias David, por tus libros y tu generosidad.


David McKee y Javier Sobrino en Bielva, 1996.

















































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