viernes, 17 de marzo de 2017

ENTREVISTA A JAVIER ZABALA

 La magia de lantesis


En esta ocasión protagoniza la entrevista de este mes el ilustrador leonés Javier Zabala. Esta entrevista  publicada en Peonza en el año 2012 y actualizada a fecha de hoy. Seguro que la palabra de este creador tan personal os cautivará tanto como sus ilustraciones.




 Javier Zabala (León, 1962). 

Tuvo una infancia llena de libros. Estudió Ilustración y Diseño Gráfico en la Escuela de Artes Aplicadas de Oviedo. Comenzó a trabajar en prensa, publicidad y dibujos animados. En 1988 se trasladó a Madrid e inició su trabajo en la ilustración. Su estilo es “ecléctico y creo que evoluciona hacia la síntesis”. Combina la acuarela con la tinta, el collage con las estampaciones, o la sutileza con la fuerza; sus personajes están llenos de expresividad y están cercanos al expresionismo. La parte esencial de su trabajo es el ritmo del libro.” Tiene que ver con la relación gráfica entre las ilustraciones y también con la cadencia de la lectura”. La parte de su trabajo con la que más disfruta es la inicial, cuando busca la manera de afrontarlo. Su inspiración procede de recuerdos o vivencias personales: paisajes, películas, exposiciones o música. Espera que sus libros provoquen sentimientos en los lectores que los leen, diferentes en cada uno. Dedica su tiempo a la ilustración para adultos, prensa, carteles, cubiertas; además, imparte cursos de ilustración y conferencias en distintos lugares del mundo. Recibió, entre otros, el Premio Nacional de Ilustración en 2007 y el Premio Junceda Iberia en 2010. Obtuvo Menciones de Honor de los Premios de la Feria Internacional de Bolonia en la categoría Ficción (2005) y Poesía (2008). 




¿En qué medida influyeron los libros de tu infancia en la decisión de ser ilustrador?

Tengo un vivo recuerdo de algunos de los libros que leía (y miraba)de pequeño y ahora sí pienso que algunos de ellos me han ayudado a convertirme en ilustrador. Incluso, hace unos años, rebusqué en mi biblioteca unos antiguos libros de mi infancia, (con imágenes de ilustradores eslavos) porque sentí una especie de dejàvu al mirar una serie de dibujos que acababa de hacer. Al compararlos con las ilustraciones de aquellos libros de mi infancia, las coincidencias eran notables. Otra historia parecida me sucedió con el ilustrador inglés Quentin Blake al principio de mi carrera. Me solían decir entonces que tenía influencias suyas, pero yo ni tenía un solo libro de este autor en mi casa entonces, ni era consciente de mirar a este autor con mayor interés. 

Un día mi madre, en unas navidades, me dijo que si quería, revisara mis antiguos libros del colegio, que ella todavía guardaba, por si quería conservar alguno. Fue entonces cuando vi un libro de inglés: Peter and Molly. Las ilustraciones, precisas y contundentes, eran de Quentin Blake, y recordé cómo me encantaban de pequeño. Entonces, fui consciente de que muchas de nuestras influencias están ahí desde hace mucho tiempo, de que tenemos la cabeza llena de imágenes esperando a salir. Obviamente no todas son buenas y hay que estar atento porque tienden a presentarse sin permiso. Están ahí, lo único que puedes hacer es procurar dejar salir sólo las interesantes.



Aún así, creo que el imaginario de mi infancia tiene más relación con las películas, los cómics o las pinturas que con los libros, aunque sí que recuerdo que se formaban en mi cerebro imágenes muy nítidas cuando leía según qué relatos.



¿Cuándo sientes que un libro te atrapa como lector adulto? ¿Qué admiras en la Literatura que lees?

No necesariamente que me cuente algo nuevo, (aunque es deseable) pero sí valoro que me lo cuente a través de su mirada y que ésta sea sensible, ingeniosa. Aprecio también la capacidad de algunos autores (pintores o fotógrafos o escenógrafos o…) para hacerme mirar con otros ojos las cosas pequeñas, la realidad cotidiana. Más allá de esto, ya desde pequeño, le pedía a un libro que me moviera la silla, que me produjera preguntas, que me dejara incluso un poco incomodo, que al acabarlo sintiera pena. Me gusta salir de los libros un poco distinto de como entré. Que sea lo más parecido a un viaje. Cuando encuentro todo esto en una lectura, suelo ser muy fiel a su autor.

Durante tu formación universitaria tuviste varios intentos en Veterinaria y Derecho, ¿qué te llevó hacia la Ilustración y el Diseño Gráfico?

Quizás la pregunta deberíamos formularla al revés: ¿qué me llevó hacia Veterinaria y Derecho? Es una historia un poco larga e intentaré resumirla. En realidad yo siempre quise estudiar Bellas Artes. Se lo dije a mis padres y ellos me dijeron que no me preocupase mucho, que eso tenía solución. Y, con su mejor intención, me llevaron a un psicólogo amigo para que me “reorientara”... El psicólogo que era un gran profesional, no me reorientó, ni siquiera lo intentó, pero yo acabé igualmente en la Facultad de Veterinaria. Después de pasarme un año sin poder comer huevos fritos y ciertos tipos de carne, debido a las prácticas de las clases de embriología y anatomía, mi siguiente parada fue Derecho. Finalmente me salí con la mía pero con no poco esfuerzo. Una historia bastante frecuente en la España de la época, cuando tu elección no encajaba con lo que se esperaba de ti...

A aquella época, creo que debo el resultado gráfico de mi libro Hamlet, publicado en Nórdica Libros. Hay ilustraciones de este trabajo que tienen su origen en el test Rochas (el test de las manchas) que me hizo el psicólogo entonces.


¿Dónde tienen raíces, tus influencias artísticas iniciales? ¿Y actuales?

Hablaba antes de Quentin Blake. Recuerdo también las clases de dibujo en las tardes invernales de León, haciendo dibujos de estatuas, y copiando cuadros de los maestros holandeses,y por supuesto, los cómics; muchos ilustradores de mi generación, los que vivimos el boom del cómic adulto en la España de los 80, empezamos así. En mi caso, más como ávido lector que como autor, pero obviamente influido.

Recuerdo también haber leído con 16 años las biografías de Van Gogh, Degas, Toulouse Lautrec, Goya... Casi todos los pintores que me interesaban entonces eran naturalistas. Ahora, en cambio, me interesan más los lenguajes más interpretados, más metabolizados, que de pequeño, en realidad no comprendía bien.

Por poner nombre a algunos de ellos, mencionaría las vanguardias del s.XX, el Románico, la pintura italiana, flamenca y alemana de los S.XIII al XV. Pero en realidad acabaría antes diciendo lo que no me interesa.

Constantemente me dicen que tengo influencias de éste o de aquel artista, incluso de algún contemporáneo mío que ni siquiera conozco y seguramente todos tienen razón, al final todos bebemos de las mismas fuentes y es normal que constantemente se encuentren paralelismos.




¿Qué sucedió en tu interior la primera vez que fuiste a la Feria de Bolonia que cambió tu carrera?

Es cierto que hubo para mi un antes y un después de, esa, mi primera Feria. El mercado editorial era muy distinto al de ahora. En España la producción de álbumes infantiles era prácticamente nula y los poquísimos que se editaban aquí eran, lógicamente, responsabilidad de los ilustradores con más recorrido. En España, los estilos posibles eran muy restringidos y no existía internet para conocer las nuevas tendencias. Era absolutamente necesario entonces, si querías tener una visión global y propia del mundo editorial, participar en las ferias, y la más adecuada para un ilustrador, antes y ahora, es Bolonia. Todas las tendencias nuevas y viejas y los artistas y editores de todo el mundo coincidían en esos cuatro días.

Con el tiempo, ir a la feria se convirtió en un rito, una costumbre saludable, una manera de ver y compartir con los amigos de fuera, de confrontarme también conmigo mismo.

Conocí a ilustradores centroeuropeos y eslavos, los que serían mis maestros y después también amigos. En ellos descubrí la fuente original de las tendencias que había visto en España. España, hoy, marca tendencias en ilustración, pero en aquella época era al revés. Todo ello me ayudó a ser más yo mismo.

En aquellos años íbamos muy pocos españoles (Lobato, Urberuaga,Rodero,Wensell, Solé y pocos más). Hoy hasta las escuelas de arte organizan viajes allí y los futuros profesionales conocen ya desde el principio algo que creo imprescindible y siempre muy enriquecedor.





¿En qué medida fue determinante en tu crecimiento como ilustrador trabajar para Bohem Press?

Otakar Bozejovsky, editor de Bohem, después de escapar de su Praga natal, ya en Suiza, quería fundar una galería de arte. Fue entonces cuando se encontró con su compatriota e ilustrador Stepan Zavrel. ¿Por qué no hacemos juntos una editorial de libros donde el arte tenga un papel relevante?, le dijo Zavrel. Así nació Bohem Press en los años 70. En los 90, Bohem Press era una editorial mítica. Con esa génesis, tenía que ser interesante por fuerza. Su fondo editorial se enriqueció con los mejores artistas de cada momento. La generación que desarrolló las bases de lo que hoy conocemos por álbum ilustrado. La sana competencia entre talentos produjo algunos de los mejores libros que yo haya visto.

Una época dorada que yo viví durante casi diez años como aspirante y como cronista privilegiado. Después, también como autor.



Era un ambiente muy internacional y fueron editores muy exigentes, pero con un gran conocimiento de su oficio y sobre todo eran muy valientes aceptando propuestas novedosas. Sentías una gran libertad creativa trabajando con ellos. Más allá de lo profesional, era normal establecer fuertes vínculos de amistad entre todos nosotros.

La primavera de 2012, estuve en Polonia invitado para pintar un fresco cerca de Varsovia, y antes de regresar a España pasé unos días inolvidables en casa de mi viejo amigo y maestro Jozef Wilkon, que con más de 80 años, parece que todavía se pregunta qué es lo que va a ser de mayor.

Yo he seguido creciendo, desarrollando mi estilo, pero cuando vuelvo la vista atrás no puedo dejar de pensar que yo me formé como ilustrador con todos esos maravillosos artistas y personas y soy plenamente consciente de la suerte que tuve.

Y hablando de estas cosas, me vienen a la cabeza preguntas que me hago desde hace muchos años: ¿Dónde están los viejos ilustradores en España? ¿Qué hacemos con ellos? ¿Qué tipo de mercado tenemos que prescinde o expulsa a los talentos más experimentados?




¿Qué elementos componen tu “estilo ecléctico que evoluciona hacia la síntesis”?

Creo que muchos, muchísimos. Yo mezclo todo lo que alcanzo a imaginar, sean técnicas o estilos gráficos. Lo hago porque me interesa, me divierte, me motiva y me resulta muy enriquecedor. Luego, es cierto que cada vez trabajo más con muy pocos elementos, o de alguna manera hago bloques gráficos. Me gusta contar lo más posible con poco.

¿Cómo es tu proceso creativo desde que recibes un texto hasta que entregas las ilustraciones?

Yo diría que casi todo el proceso se va fraguando lentamente en mi cabeza. Prácticamente el 80% del tiempo lo dedico a la planificación del libro, sea con storyboards, documentación, pruebas técnicas y estilísticas… En esta etapa soy muy caótico, me dejo llevar mucho y trabajo como un poseso, y es entonces cuando aparece lo que yo llamo la imagen “llave”, esa que me abrirá la puerta del mundo al que pretendo entrar. Sólo entonces, empiezo realmente el libro, esperando, eso sí que sea ésa la llave de la puerta adecuada (a veces no lo es…) A partir de entonces, soy muy rápido y suelo hacer muchas versiones de cada ilustración. También varios stories a lo largo del proceso que me ayudan a redirigir las cosas. Es sólo al final cuando veo si todo está ajustado, y sino, cambio lo que haga falta.




¿En qué medida las técnicas que utilizas surgen de la propia historia que ilustras?

Yo creo que las técnicas tienen que estar más ligadas al carácter del artista que al libro o al tema. Yo, que no soy una persona precisamente paciente, suelo utilizar técnicas de resultados rápidos incluso muy sencillas.

Las técnicas a veces surgen por su relación con la historia o con mundos paralelos a la historia, pero no es muy frecuente. Más bien tienen que ver con mis intereses gráficos de cada momento o con el papel en que será editado el libro (si absorbe el color o son técnicas muy sutiles que no reproducen bien). Pero más allá de estas circunstancias, las técnicas sólo me parecen una herramienta para comunicar, para transmitir sensaciones.

No concedo demasiada importancia al tipo de técnica que usaré en un libro. Por otro lado, me encanta mezclarlas todas e intentar que convivan bien, que exista la tensión, el contraste, la armonía adecuada entre ellas. Siempre procuro usarlas con un sentido narrativo, al servicio de la narración gráfica.




¿Cómo logras el ritmo en tus libros?

Tanto el ritmo narrativo, (que tiene que ver con la cadencia en la lectura de las imágenes, con los momentos más tranquilos o más intensos, con el dramatismo o la calma), como el ritmo gráfico (la relación entre los blancos y las masas oscuras, relación entre las páginas, etc.) los desarrollo, al menos en embrión, en el storyboard y los voy reorientando según avanza el libro. Tengo una manera de trabajar muy intuitiva y procuro aprovechar todo lo que va sucediendo aunque no estuviera previsto. Por eso, suelo hacer varios stories a lo largo del proceso para no perderme.Al final hago una última revisión, sobre todo del ritmo gráfico, y suelo cambiar cosas hasta que la armonía entre las partes me convence.

A veces, el color sólo destaca una zona, a veces produce tranquilidad, a veces contrasta o equilibra. Para mi es uno de los elementos con los que cuento, como la línea o el tono. Sí que es verdad que últimamente soy muy sobrio con el color, tiendo a utilizar pocas gamas de color y utilizo el balance tonal para crear tensión entre las distintas partes de la imagen.

¿Qué cualidades tienen que reunir los personajes que protagonizan tus obras?


Primero tienen que estar bien construidos como personajes
literarios, me los tengo que creer. Después, tengo que poder
establecer con ellos un vínculo (emocional, gráfico…del tipo
que sea) si no lo consigo, no me considero capaz de aceptar el trabajo.
Gráficamente, deben ser fuertes, creíbles, coherentes con el trabajados hasta que los conoces como la palma de tu mano.
Tienes que estar seguro de que en ese momento no podrías
haberle sacado más partido, hasta en los últimos matices.
Del último libro que hice para la Bohem Press, Der Einsame
Drache
, tengo guardadas tres enormes cajas de bocetos y
pruebas partiendo del naturalismo y evolucionando hacia la
síntesis. Al final del proceso, el personaje era prácticamente
un monigote, lo más sencillo que puedas imaginarte. Y es
uno de los personajes de los que estoy más orgulloso.


¿La composición en tus ilustraciones es un vals que nace de  forma natural tras la lectura del texto y donde cada uno de los elementos encuentra su lugar después de los “ensayos”-  bocetos, o más bien es una marcha militar que guarda unas reglas decididas al iniciar el planteamiento del libro?

Sin duda, es más parecida a la primera opción. En mis libros
hay muy pocas cosas decididas a priori. Me gusta encontrar 
respuestas por el camino.



¿Qué deseas transmitir a través de tus ilustraciones a los lectores que compran tus libros?

Yo creo que una buena ilustración y/o un buen libro ilustrado (sobre todo si es un álbum) se tiene que auto-explicar. Tiene que contar por sí mismo una, o varias, historias. A partir de ahí, yo prefiero siempre sugerir que imponer un mundo demasiado concreto al lector. Sugerir emociones, sentimientos, sorpresa, sentido del humor, miedo, angustia, perplejidad, complicidad…

Después de mirar tu trayectoria como ilustrador en estos años y después de más de setenta libros, ¿cómo te sientes?, ¿transitas por dónde quieres o por dónde puedes, o ninguna de las dos cosas?

Yo suelo decir cuando doy cursos que la libertad (también la creativa) nunca es gratis. Hay que ganársela todos los días. No podemos olvidar que trabajamos para editores que venden en mercados y que muchas veces tienen formas de ver la ilustración o el producto libro de manera muy distinta a la tuya. Algunas veces las propuestas arriesgadas no se comprenden. El mercado siempre irá detrás de ti. En este sentido, creo que es importante intentar trabajar con editores afines emocional, estética y profesionalmente y que confíen en tu trabajo. 

Yo creo que la obligación de un artista es siempre trabajar un poquito más allá de la línea roja del mercado. Después, explicar bien, y defender tus criterios. Por otra parte, y por fortuna, el mercado en la última década ha evolucionado en casi todo el mundo diversificando muchísimo las ofertas gráficas. Cualquiera que haga un trabajo maduro creo que puede encontrar la libertad suficiente para trabajar en el mercado global actual. Sólo tiene que elegir bien sus compañeros de viaje.

Recuerdo una anécdota en una conferencia de Tony Ross en Madrid. Le preguntó un ilustrador español: “Los editores con quienes suelo trabajar siempre me piden las mismas cosas y yo quisiera cambiar. ¿Qué puedo hacer?” Tony Ross, simpático y siempre ocurrente respondió: “ Puedes hacer dos cosas: Intentar cambiar la forma de pensar de tu editor, o bien…cambiar de editor”.





¿Qué te aporta como creador tu labor como profesor en los Cursos Internacionales de Verano y en el Master de Ilustración de la Universidad de Macerata (Italia), en los Cursos de Otoño de la Scuola Internazionale d’Illustrazione de Sàrmede (Italia), en los cursos de verano de las Bibliotecas de Roma, organizados por el Ayuntamiento o en los diversos curso que impartes en distintos lugares del mundo?

Siempre recibo mucho feedback de los alumnos. Esto es para mí lo más enriquecedor de los cursos. Para dar clases tienes que tener muy claros los fundamentos de tu trabajo. Los alumnos suelen interpelarte y hacerte muchas preguntas no siempre fáciles. Yo realmente aprendo muchísimo en los cursos y me parece una experiencia apasionante. Eso sí… después de un curso de 8 horas diarias durante 6 días acabas para que te tiren a la basura…




¿Qué parte de tu infancia te sirve en tus talleres con niños?

Yo con los niños hasta los 11 años me divierto tanto como ellos, o más, por lo que sí que me debe visitar mi infancia en esas ocasiones… y en tantas otras. Creo que siempre es bueno mantener vivo en nosotros al niño que fuimos.

Premio Nacional, Menciones en la Feria del Libro de Bolonia, Premio Junceda, Finalista del Premio Andersen…¿qué valoras de los premios que estás recibiendo en estos últimos años?

Que valoren tu trabajo es estupendo, especialmente cuando lo hacen tus propios colegas. Es siempre muy bonito que te den premios, aunque nunca me he ocupado mucho de ellos, seguramente por falta de tiempo. Son una palmadita en la espalda, a veces una responsabilidad añadida, como cuando representas además a tu país como en el Andersen. Entonces, sí me obligo a producir el mejor dossier posible dentro de mis limitaciones.

De todas formas hace tiempo que creo que buscar el éxito es seguramente la mejor manera de no encontrarse con él nunca. Además, corres el riesgo de dejar de disfrutar de tu trabajo y eso sí que me parece grave....




- ¿Qué proyectos profesionales tienes pensado abordar en el futuro?

Estoy ahora acabando un trabajo para el Salón del Mueble de Milán, lo que llaman "Il fuorisalone", instalaciones paralelas a la feria en el centro de la ciudad.. El trabajo es una suerte de escenografía de 16 paneles que se expondrán todos juntas en un espacio de Milán dentro de un mes. El panel más grande medirá 5 x 4 metros y ¡claro, me he divertido mucho !

A la vez llevo tiempo trabajando en un libro para Kalandraka, "El Bolero de Ravel". Después dos proyectos con el Zorro Rojo, contigo, nuestras  Grullas y así hasta trece cosas, incluyendo tres proyectos míos personales. De la mayoría no puedo hablar mucho.

También trabajo ahora en la preparación de una exposición en Bolonia durante esta próxima feria 2017. El tema son mis cuadernos de viaje y el libro que edité el año pasado: Carnets . Sobre Carnets también tendré otra exposición en Málaga (alrededor de junio) y otra más en Brasil en mayo (en esta también se expondrán originales de otros libros míos). Y para finalizar el año, en diciembre una retrospectiva de mi trabajo en mi ciudad natal, León.

Otras cosas: Un curso en Padova después de la feria de Bolonia y otro en Brescia en verano. También quería organizar uno en mi estudio de Madrid y quizás, si encuentro tiempo atender una invitación para otra exposición en Moscú en octubre. ¡Ah,! Un curso en Argentina a finales de este año, también.

Con tu pregunta me has hecho recordar todo y mmmm sí, ¡un poco denso…!
Por el medio nos peleamos mi nuevo estudio y yo y ya nos estamos haciendo muy amigos.


¿Cómo notas los efectos que produce la disminución de las ventas de libros en tu trabajo?,¿ y qué opinas, como ciudadano, de las reducciones en los presupuestos destinados a la cultura, educación o sanidad?

Ahora no puedo evitar pasar del agobio a la preocupación y el cabreo, y no por la disminución de las ventas de libros, que es muy notable desde hace ya al menos tres años, sino por los recortes en cultura, sanidad, educación… y tantos derechos que estamos perdiendo día tras día para saciar a mercados depredadores y políticos incompetentes y/o cobardes, tanto en España como en Europa.

Ha sido un placer, Javier.





Selección bibliográfica:

-Carnets. Verkami, Madrid, 2015.

-La prosa del Transiberiano y de la pequeña Jeanne de Francia, de Blaise de Cendrars. F.C.E. México, 2014.

-El pájaro enjaulado, de Vincent van Gogh. Ed. Edelvives, Zaragoza, 2013.

-Árboles, de Mario Benedetti. Libros del Zorro Rojo, Barcelona, 2012.

-Las ventanas más pequeñas del mundo. Servicio de Publicaciones del Conaculta, México, 2012.

-The Clam and the Snipe. Tradicional. Grimm Press. Taiwán, 2010.

-Platero e eu, de Juan Ramón Jiménez. WMF Martinsfontes, Sao Paulo, Brasil, 2010.

-Ancient chinese poetry, Tradicional. Grimm Press, Taiwan, 2010.

-La dama del perrito, de Anton Chejov. NórdicaLibros, Madrid, 2009.

-Hamlet, de Willian Shakespeare. Nórdica Libros, Madrid, 2009.

-Bartleby el escribiente, de Herman Melville. Nórdica Libros, Madrid,2008.

-El hombre que compró la ciudad de Estocolmo, de Gianni Rodari. SM

Ediciones, Madrid, 2008.

-Santiago, de Federico García Lorca. Libros del Zorro Rojo, Barcelona, 2007.

-Der Einsame Drache, de Doris Dietrich. Bohem Press, Zürich, 2007.

-El bosque de los sueños, de A.R. Almodovar. Editorial Anaya, Madrid, 2004.

-El soldadito Salomón, de Rocío Antón y Lola Núñez. SM Ediciones, Madrid, 2004.

-El gato con botas, de Perrault. SM Ediciones, Madrid, 2004.

-Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes (adaptación de Carlos Reviejo). SM Ediciones, Madrid, 2004.

-Barcelona für Kinder. Bohem Press, Zürich, 2002.

-Madrid für Kinder. Bohem Press, Zürich, 2001.




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