jueves, 12 de enero de 2017

ENTREVISTA A REBECCA DAUTREMER





Con motivo de la reciente publicación de su obra: Dautremer, Edelvives, 2016, recupero esta entrevista que salió en Peonza nº 97 (junio de 2011) y posteriormente en EMILIA (octubre de 2011) y en el Diario La Nación de Caracas (enero de 2012).

En esta entrada aparece en su totalidad y seguro que la disfrutáis mucho.





¿Cómo fue su infancia cerca de los Alpes? ¿Hay algún momento de aquellos años que usted intente recuperar a través de sus ilustraciones? 


Nací el 20 de agosto de 1971 en Gap, en el departamento de Hautes Alpes, muy cerca de Italia. Mis padres eran muy jóvenes y tuve una infancia un poco bohemia. Tengo recuerdos maravillosos. A los cuatro años mi padre nos llevó a la Drôme, una región muy salvaje del Sur de Francia, para criar ovejas y cabras y hacer queso. Eran los años 70 y la ideología de “vuelta a la naturaleza”. Empecé el colegio muy tarde cuando mis padres retornaron al “valle”, algo que no me gustó mucho. Quizás por esto fui durante bastante tiempo muy tímida y un poco salvaje. No tenía muchos amigos. El grupo siempre me ha inquietado un poco. Incluso ahora, cuando han cambiado las cosas, me siento bien en mi oficio que implica una vida bastante solitaria.
 

Tengo el recuerdo de una infancia muy feliz, plena de fantasía, con padres muy abiertos que me mimaron, algo que influyó en mi más tarde. Mi padre pasó a convertirse en carpintero; hasta hoy ha seguido trabajando con sus manos y ejerciendo el oficio con pasión. Estuvo en conflicto con su familia que desde los comienzos desaprobaba su forma de vida. Por ello mis padres siempre han estado de acuerdo con mi elección en la vida y siempre han apoyado mi pasión, el dibujo, que practiqué desde joven. No utilizo mis recuerdos de infancia directamente en mi trabajo, pero han sido mi infancia y mi educación las que me han permitido desarrollar mi imaginario y mi capacidad de soñar cosas.
 



¿Fue una apasionada de los libros en aquellos años?

Tuve la infancia que quise. Recuerdo muy buenos momentos escuchando con mis hermanos a mi madre o a mi abuela contarme historias. Leía un poco de todo y no importaba qué. Me contaba historias a mí misma, me pasaba mucho tiempo soñando e imaginando fuera de los libros. No era propiamente una apasionada de ellos.
 


Estudió Artes Decorativas en París ¿Qué significó para usted la editorial Gautier-Languereau? ¿Qué piensa que vio en sus ilustraciones?

Fui estudiante de Artes Decorativas en París durante cuatro años, pero en la sección de grafismo. En aquella época (y seguramente ahora también) la ilustración estaba mal considerada y no tuve agallas para inscribirme en esta sección. Tenía gusto por el diseño gráfico, pero la ilustración me atrapó; tuve mucha suerte. Por un profesor amigo me presenté en Gautier-Languereau, que me confió trabajos siendo yo estudiante. Ellos creyeron en mí y me fueron orientando hasta que fui lo “suficientemente” competente. Les debo mucho. No pensaba trabajar con ellos, pero el azar y la suerte me llevaron a sus oficinas, donde fui bien acogida.

La pintura, y el cine son dos influencias que usted reconoce. Vermeer es uno de los pintores que más aprecia. ¿Qué valora de su obra?


Si. El cine, y de manera general la imagen fotográfica, me fascina y me inspira mucho. Pienso siempre como si tuviera una máquina de fotos cuando hago una ilustración. Busco un encuadre, un punto de vista, un ángulo, la profundidad de campo, incluso un tiempo de exposición. Cuando ando escasa de ideas ojeo algún libro de fotografía que tengo y siempre encuentro una pista.
En cuanto a la pintura, me siento más gusto con las obras de pintores de los siglos XVI o XVII. Adoro sus retratos, fotografías de la época, sus personajes en una pose congelada sobre fondo neutro. La pintura flamenca me llega mucho y Vermeer -con su luz y sus colores naturales- parece que atrapa la vida en sus cuadros y les da otra existencia. Me gusta también Brueghel y sus criaturas fantásticas, increíblemente modernas. A Velázquez le he visto por primera vez hace poco en el museo del Prado y me emocionó mucho.
 




Fotografiar es capturar momentos de la realidad y hacer ilustraciones es capturar momentos de una historia. ¿Cómo ha influido la fotografía en su trabajo de ilustradora?

He respondido ya un poco. Pero puedo comentar que practiqué mucho en el laboratorio fotográfico estudiando artes decorativas. Después, al comienzo de mi carrera, soñaba con ser fotógrafa. Había comprado algún material y tenía un amigo fotógrafo que me contrataba de vez en cuando. Acudía a su estudio y fui aprendiendo; admiraba mucho su forma de trabajar. Pero no estaba segura de haber prosperado en este entorno fotográfico que parecía más duro que la ilustración y la edición. De todas formas, sigo de vez en cuando realizando una imagen como hubiera querido que fuera si la hubiera tomado con una cámara. Intento encontrar las texturas difusas y suaves del grano fotográfico.

El proceso previo antes de ilustrar un texto es muy importante. ¿Cómo realiza la documentación y planificación de un álbum ilustrado?


Me parece que de manera muy clásica. Necesito un poco de tiempo para “digerir” el texto, sobre todo el universo y el ambiente en que se desarrolla. Pienso mucho en lo que voy a hacer antes de coger un lápiz. Sé los meses que me lleva avanzar con cada libro y tengo el tiempo suficiente para imaginar y soñar con las imágenes que voy a pintar. Intento tener una visión general del libro, saber exactamente el tono y el estilo que tendrá, encontrar el hilo donde prender la historia. Buscar “el ángulo de ataque” mejor, el más personal, que haga que mi libro, en lo posible, sea un poco novedoso. Trato de no aferrarme a mi primera idea, no ir derecho a lo evidente. No es fácil.
Si el tema lo demanda, me documento. Pero esto no es siempre necesario. No me engancho nunca mucho a los detalles reales. Si acudo en algún momento a la documentación, siempre viene un momento posterior donde la dejo a un lado para remodelar la imagen a mi manera. A continuación marco “las vías del tren”, es decir, el recorrido del conjunto de páginas del libro para definir el ritmo. Nada es más necesario que conocer al menos el contenido de cada página antes empezar con la primera.



Habitualmente utiliza gouache, y a veces óleo, para dar color a sus imágenes. ¿Qué valor le da al color? ¿Es sólo decorativo o también argumental?

Solo utilizo el gouache. El gouache es un material muy opaco y suelo engrasar un poco mis dibujos cuando les termino, lo que me permite dar un poco de contraste a mis colores; pero nada más. Para mí el color es la luz. Por supuesto que es también decorativo, pero no debería. Mi elección de un color se hace por el contraste o por la luz que aporta. Finalmente, me importa más el valor del color que el tono. En revancha, utilizo muy poco el valor sugestivo del color.

En muchos de sus libros predominan los tonos rojos. ¿Qué le ofrece ese color que otros no le aportan?


Por un lado es facilidad y, por otro, hábito mío usar este color que aporta mucha luz y con el que me siento bien. Tengo la impresión que el rojo es el color por excelencia. Pero lucho contra mis hábitos y me esfuerzo por explorar actualmente otras armonías.

En cuanto a la relación entre las imágenes y el texto, ¿qué momentos de un texto elige ilustrar? ¿Qué valora especialmente en un cuento?


Con mis ilustraciones intento construir una historia que no sea redundante con el texto. No es necesario parafrasearlo ni describirlo palabra por palabra. Trato de proponer otro punto de vista sobre la aventura, de atrapar al lector en un camino paralelo que va enriquecer su lectura y abrirle otras puertas. Hacerle tomar caminos tortuosos que le lleven incluso a dejar la lectura y volverla a retomar más tarde. Ser el contrapunto del autor para cuestionar al lector, para intrigarlo. Me gusta ilustrar un detalle insignificante del texto, poner en funcionamiento un personaje secundario, sorprender al lector para que no se aburra.



Los protagonistas de muchos de sus libros -Cyrano, Elvis o Princesas- escritos por usted o por su marido, Taï-Marc Le Thanh, son personajes conocidos. ¿Qué le atrae de estos personajes? ¿Su popularidad, sus historias…?


Ilustrar historias conocidas es todo un desafío pues hay que estar a la altura de lo que se ha hecho anteriormente, algo que también puede ser una ventaja. Estos personajes existen en el imaginario colectivo y sus nombres son evocadores. Leer como título Cyrano es ¡todo un programa! Es algo muy tentador para mí enfrentarlo. Se me vienen a la cabeza innumerables imágenes cuando comienzo a trabajar un personaje como Elvis o Pulgarcito. Tantas que hay que ordenarlas y sacarlas buen partido.




¿Qué es lo que le seduce de algunos de los cuentos populares que ha ilustrado, Nasrudín o Babayaga?


Cuando era niña me encantaba la historia de Babayaga. Recuerdo el libro, sus ilustraciones y a mi madre leyéndome la historia. Me golpeaba la crueldad del personaje y la violencia de la persecución. Fue un cuento que me dejó una impresión muy fuerte, un sentimiento de miedo y de alivio cuando todo acaba bien. Me puse contenta reviviendo esta historia y sus emociones, imaginándome mi propia versión. Sin embargo, cuando empecé a trabajar en Nasrudín no conocía al personaje y, lo confieso, no le tenía ningún apego.

Su mundo creativo se sitúa habitualmente en el pasado. ¿Por qué vuelve su mirada hacia atrás? ¿Qué busca con ello?


Hum… Me temo que estoy contaminada por la moda de lo retro, del vintage. Es cierto que el pasado hace soñar. Lo cotidiano y próximo es más duro; mejor un país lejano que la esquina de tu calle, la hierba crece siempre más verde al otro lado… Pero no me fijo en un pasado muy preciso, me gusta mezclar las referencias. No dudo en dibujar una toma eléctrica sobre un muro detrás de un personaje en ropa de la Edad Media. Nada me obliga. Los grandes vestidos, las formas amplias, los sombreros y accesorios divertidos encuentro que son más agradables y poéticos que un vaquero ajustado o una camiseta. Pero esto es mi sentimiento.



Muchos de sus personajes, siendo de diversas razas, tienen una gran similitud fisonómica, especialmente en sus ojos. ¿Por qué los pinta con esa amplitud y grandeza? ¿Por qué son tan fundamentales los ojos? ¿Por estética o por lo que significa ver?

No puedo explicarlo. Hay muchas cosas en mi trabajo que están ahí porque no sé hacerlas de otra forma, simplemente. Sin duda me gustaría cambiar las fisionomías de un personaje a otro, pero no puedo. Todos los ilustradores tienen tics y hábitos de los que no se pueden desprender. Es así que se logra un estilo. Yo trato desde hace cierto tiempo de cambiar mis personajes, identificándoles más profundamente, pero ¡es muy difícil!

Háblenos de la belleza. ¿Qué significa para usted? ¿Cómo busca y logra la belleza en sus ilustraciones?


¡Oh, la, la! Trabajo verdaderamente con feeling. Esta entrevista me fuerza a hacer teoría sobre mi propio trabajo, pues cuando estoy en medio de él no razono mucho y me dejo ir por mis sensaciones. Me fijo en mí, sinceramente, y en mis emociones. Luego las transcribo sobre una hoja tanto como puedo. No controlo la emoción del lector, soy feliz si se estremece pero no sé muy bien por qué.



¿Por qué le fascina su oficio de ilustradora? ¿Qué cualidades considera necesarias a la hora de desarrollar su trabajo?


Todos los días me repito que tengo una increíble oportunidad de poder vivir de mi pasión. No vacilo en ponerme a trabajar. Las vacaciones largas me cansan y no suelo hacerlas mucho. Verdaderamente no tengo la impresión de trabajar. Sin embargo sé que para tratar de llegar a un trabajo de calidad hacen falta horas y horas, investigando y sobre el tablero. Todo está por hacer. Siempre se busca progresar, algo que no está en duda. No hay que dormirse por un pequeño triunfo o tras una obra algo exitosa. Trato cada día de sorprenderme a mí misma, hacerlo mejor que ayer. No es fácil.

¿Qué lugares, momentos o situaciones le inspiran y le generan ideas para su trabajo?


Sinceramente, cualquier lugar, cualquier momento me pueden inspirar. Y a menudo no son los que se piensan “inspiradores”. Ante bonitos lugares o bellos paisajes siempre me hago la reflexión: “Ah, este decorado te va a llenar de ideas”, pero no es forzosamente cierto. Los encuadres magníficos son al final algo gélido; en un contexto común y anodino hay que descubrir el pequeño rincón de belleza, el pequeño rayo de luz que ilumina todo lo feo de su entorno. Esto es lo más excitante.



¿Cómo valora el hecho de hacer libros para niños? ¿Es una alegría, un reto, una responsabilidad…?


No pienso específicamente en los niños cuando trabajo, pienso en gentes de todas las edades. De hecho, muchos de mis libros son comprados por adultos. Hasta ahora no he sentido el peso de la responsabilidad, pero no he tenido encargos delicados. Este año estoy ilustrando la Biblia, que Phillipe Lechermeier cuenta a su manera, y siento que hay que hacer elecciones, tomar responsabilidades, ¡sí! Pero es algo excitante.

Ternura, alegría, miedo, curiosidad, admiración… son algunas de las palabras que nacen después de ver sus libros. ¿Qué le gustaría que sintieran los lectores?


Todo lo que se cita me parece ya suficiente. Sueño, evasión, tener un poco de emoción para sentirse vivo.



¿Qué sentimientos le producen los encuentros con lectores infantiles, en escuelas y bibliotecas, o con futuros ilustradores?

El oficio de ilustrador es muy solitario, algo que me conviene. Pero hace bien salir de tu taller para encontrar a los “otros”. Me gusta mucho reencontrarme en los salones con amigos autores e ilustradores con los que poder compartir nuestras experiencias y dificultades. Con los niños tomo tierra, algo que me permite comentar su percepción de mi trabajo, a veces verdaderamente fuera de lugar. Las discusiones con los niños replantean todo; es muy emocionante y reconfortante ver que el libro existe en carne y hueso a los ojos de estos lectores. En general, vuelvo de los salones agotada, pero muy reconfortada.
Cuando me encuentro con estudiantes, ellos me permiten también replantearme mi trabajo. Me obligan a analizar las cosas, a hacerme preguntas e intentar responderlas, algo que me permite trabajar después mejor. Intento aplicar los consejos que doy a los más jóvenes cuando regreso de un taller. Dicho esto, no tengo tanta experiencia aún.




¿Cómo se siente tras el éxito que han obtenido algunos de sus libros en Francia o España?


Es verdad que España es el país donde mis libros han tenido más éxito después de Francia. No me lo explico, pero me regocija. Italia es muy abierta también, Europa en general. En cambio los ingleses no conocen bien mi trabajo; el mercado en lengua inglesa es muy cerrado, mucho; solo he sido editada en los Estados Unidos por primera vez este año. ¡Inverosímil!
Intento no dormirme en los laureles del éxito, aunque este me da confianza y me permite encontrar abiertas las puertas de los editores y, por consiguiente, vivir confortablemente de mi oficio y poder elegir mis proyectos. Y esto, ¡esto no tiene precio!

¿Qué proyectos le gustaría desarrollar en el futuro?

Terminé Alicia, ¡uf! Salió en Francia en noviembre y ha salido en España esta primavera. La Biblia, sobre la que estoy ahora, es un enorme trabajo -decenas y decenas de planchas- que me llevara probablemente dos años. Enseguida voy a ilustrar por primera vez una novela para adultos. Se trata de Seda, un texto de Alessandro Baricco. Estoy contenta de esta nueva experiencia.
Trabajo igualmente en un largometraje de animación con Tai-Marc Le Thanh, donde nuestro álbum Elvis es el punto de partida. Es un trabajo también a largo plazo. Posteriormente hay miles de cosas que podría intentar: ilustrar una novela policiaca, hacer un cómic, montar un stop-motion (cortometraje foto a foto), etc, etc.
 


Merci beacoup, Reb.




(Traducción del francés de Débora Wainschenker y Antoine Schamael)


Breve biografía de Rebecca Dautremer:


Rebecca nació en Gap (Francia) en 1971. Su infancia transcurrió entre valles alpinos y la cercanía del rio Drôme para comenzar estudios de artes decorativas en París. Formada en la Escuela Superior de Artes de la ciudad de la luz pronto encontró su primer trabajo como ilustradora en 1995 para el libro de Alphonse Daudet El niño espía. Al año siguiente comienza a trabajar con la editorial Gautier-Languereau, editorial que la acoge y le permite realizar trabajos propios, siendo en la actualidad la casa de edición de sus grandes éxitos, sola o en colaboración de su marido Tai-Marc Le Thanh.
Poseedora de una excelente técnica, sus ilustraciones destacan por la creación de atmosferas sugerentes, de imágenes con un bello misterio, llenas de color y luz. Amante de la fotografía, que ejerció en sus comienzos, sus dibujos son todo un trabajo de encuadre, profundidad y contrastes. Algún trabajo publicitario suyo muestra también su gusto por los colores vivos. Sus actividades como ilustradora y diseñadora de vestidos y escenografías para varios espectáculos le han llevado al cine, estrenándose su primer largometraje como directora artística, bajo la dirección general de Dominique Monféry, el pasado mes de diciembre: Kérity y la casa de los cuentos.
Sus dibujos y otras dinamismos artísticos pueden verse en su libro Artbook Rebecca Dautremer (2009, Editions du Chêne). Rebecca tiene una primorosa página web donde puede admirarse su trabajo y novedades: http://www.rebeccadautremer.com/




Breve bibliografía:

Las ediciones españolas de sus libros por orden cronológico es la siguiente:
- (2001) El gigante y los pájaros. Timun Mas (Texto: Ghislaine Biondi)
- (2003) Enamorados. Kokinos (Texto: Rebecca Dautremer)
- (2005) Princesas olvidadas o desconocidas. Edelvives (Texto: Phillipe Lechermeier)
- (2006) Nasrudin. Edelvives (Texto: Odile Weulersse)
- (2007) Nasrudin y el asno. Edelvives (Texto: Odile Weulersse)
- (2008) Sentimiento. Edelvives (Texto: Carl Norac)
- (2008) ¿Quién ha sido? o un vientecillo perfumado. Edelvives (Texto: Tai-Marc Le Thanh)
- (2008) El pastor o en que piensan los corderos antes de dormirse. Edelvives (Texto: Tai-Marc Le Thanh)
- (2008) La hermanita carnívora o la enfermedad del cordero loco. Edelvives (Texto: Tai-Marc Le Thanh)
- (2008) La tortuga gigante de Galápagos. Edelvives (Texto: Rebecca Dautremer)
- (2008) Los cochinos o un ramillete de papelejos. Edelvives (Texto: Tai-Marc Le Thanh)
- (2009) Elvis. Edelvives (Texto: Tai-Marc Le Thanh)
- (2009) Babayaga. Edelvives (Texto: Tai-Marc Le Thanh)
- (2009) Cyrano. Edelvives (Texto: Tai-Marc Le Thanh)
- (2009) El diario secreto de Pulgarcito. Edelvives (Texto: Phillipe Lechermeier)
- (2009) Hilo de hada. Edelvives (Texto: Phillipe Lechermeier)
- (2010) En la época de los castillos. Larousse (Texto y desplegable: Rebecca Dautremer)
- (2010) Nat y el secreto de Eleonora. Edelvives (Texto: Rebecca Dautremer)
- (2010) Swing Café. Kókinos (Texto: Carl Norac)
- (2011) El libro que vuela. Edelvives (Texto: Pierre Laury)
- (2011) La gran corriente de aire. Edelvives (Texto: Tai-Marc Le Thanh)
- (2011) Alicia en el país de las maravillas. Edelvives (Texto: Lewis Carroll)

- (2013) El pequeño Teatro de Rebecca. Edelvives (Texto: V.V.A.A)  
 - (2013) Seda. Edelvives (Texto: Alessandro Baricco) 


 - (2016) Dautremer y viceversa. Edelvives (Tai-Marc Le Thanh)



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