martes, 20 de mayo de 2014

GABRIEL PACHECO, ENTREVISTA EN LA REVISTA EMILIA


El pasado mes de abril se publicó en la Revista digital Emilia de Sao Paulo, Brasil, le entrevista que hice al ilustrador mexicano GABRIEL PACHECO. En este enlace podéis verla y leerla en brasilero.

http://www.revistaemilia.com.br/mostra.php?id=397

A continuación la tenéis en castellano para aquellos que no lean brasilero.

Gabriel Pacheco, conversaciones con un inventor de puertas en las piedras.

Gabriel Pacheco. (México D.F. 1973) se graduó en escenografía en el Instituto Nacional de Bellas Artes de México y comenzó a trabajar como ilustrador en 1998. Al principio, su trabajo se conocía sólo en su país de origen, pero desde 2005 sus ilustraciones le abrieron las puertas de editoriales españolas, italianas y coreanas.
Sus libros han sido galardonados en diversos certámenes internacionales de España, Japón y México, ha recibido la mención especial en la categoría New Horizons de los Bologna Ragazzi (2009), el primer lugar en el X concurso Città de Chioggia, el premio CJPicture Book 2010 en la categoría de ilustración, ha sido seleccionado en la feria de Bolonia, Ilustrarte de Portugal y Sármede. Sus libros han estado en la lista “White Ravens” de la Biblioteca de Munich, los premios “Quórum” de México y en el catálogo 50 books/50 covers del American Institute of Graphic Arts, además de la selección que hace el Banco del Libro en Venezuela. Le podemos considerar, en la actualidad, como uno de los valores más sólidos del panorama internacional y augura una gran proyección futura.

Y para saber más sobre este magnífico artista azteca, le hemos realizado la siguiente entrevista.










¿Qué te llevó a elegir la Ilustración como profesión?

Primero fue el azar, después vino el anhelo y ahora es un fervor. Mi comienzo fue cuando ayudaba a mi hermana dando color a sus dibujos o copiando tipografías en un acetato para alguna portada, yo trabajaba como asistente de un maestro escenógrafo y amaba el teatro. Los apuros económicos me hicieron entrar en la televisión pero fue una mala decisión y me llevó a una situación de frustración; justo en ese tiempo mi hermana me propuso que le ayudara a hacer algunos dibujos y decidí dejar mi trabajo como escenógrafo. Un dibujo siguió a otro, un día a otro; y por las noches mi hermana me prestaba su Quadra 605 (de 25 MHz) mientras experimentaba con dibujos vectoriales, hasta que un día me invitó a ilustrar un cuento y de ahí hasta ahora que se ha vuelto una parte importante de mi vida el ilustrar. La mayor parte de mi trabajo es digital, pero últimamente me he salido de ello y estoy explorando muchos materiales.

¿En qué medida tus estudios de Artes Escénicas influyen en las imágenes de tus libros?

Creo que influyen como mis recuerdos y en definitiva es légamo de mi memoria visual, así que de alguna u otra manera este pasado se ha vuelto un trazo que me delinea, abasteciéndome de imágenes e ideas. Al principio creo que este bagaje aparecía muy esporádicamente, hasta que se fue robusteciendo y actualmente se ha vuelto parte de mi discurso, una forma de asumirme en el origen que construye mi mirada. Y no solamente son imágenes sino formas conceptuales también, la manera de “montar” una imagen, de conceptualizarla. Es la firmeza que me sujeta cuando me extravío o me confundo. Ya ahora se ha vuelto mi piso desde donde miro el mundo.


¿De dónde proceden los personajes de tus obras, algunos de los cuales se repiten en algunos libros?

Hay insistencias que provienen de la fascinación o de lo que me sigue inquietando, recuerdos que siguen generando asombro en mí, creo que por eso la insistencia, es como cuando a uno le llama la atención alguien y existe algo de ese alguien que no logra descifrar qué es, pero que hace que uno no pueda dejar de contemplarlo, es el precipicio del desconocimiento. Entonces esa figura se cubre de un halo de misterio que fascina; ese desconocimiento abre un espacio imaginativo enorme, otorgándole permanencia entre los recuerdos y se vuelve casi una obsesión, los sombreros, el gesto, las alas, los pies descalzos, es como un universo poblado únicamente por una sola especie. Su origen es muy diverso, tal vez proviene de alguna fotografía, de una película, de las fotos de casa o de la gente que anda en la calle, ahí es donde probablemente recoja estos personajes, pero no sé, es difícil precisar un lugar, aunque siempre tengo el recurso de cerrar los ojos y poderlos encontrar.

¿Y por qué esa indumentaria común a algunos de ellos: camisetas de rayas, pantalones con tirantes…?

Es algo muy lúdico, amo ese aire de “otro tiempo” o de “otro mundo”, me fascina, las rayas para mí me remiten a la infancia y no porque me vistieran así, sino porque recuerdo a un personaje que aparecía en la televisión que se llamaba “Cachirulo” y contaba cuentos a la vez que los escenificaba, su vestimenta justamente era una camisa a rayas y su cabello era de color naranja, usaba zapatos con hebillas y vivía en un mundo mágico para mí, de hecho el programa se llamaba Teatro Fantástico. Todo me hacía imaginar que efectivamente, era de otro mundo, de ahí la reminiscencia.


¿Qué papel juega el color en tus ilustraciones?

Es un trabajo que pretende ordenar al color como elemento sustancial, la economía permite jerarquizar y significar, la idea es muy sencilla, la penumbra anuncia, enmarca y paradójicamente alumbra, ahí es donde el color cobra un valor jerárquico y puede significarse. Sucede también en el teatro, la penumbra, que en la imagen sería ese agrisado, le da un peso dramático al cenital que potencializa el color, por eso la paleta con una sola base de donde surge el color acento. Este criterio posibilita la significancia del color, de escribir con él significados y ayuda mucho a realizar metáforas legibles, o al menos ubicables. Esta idea le devuelve al color pigmento su valor luz, es decir, si a una serie de colores los velamos con un azul, los colores se unifican y emerge una atmósfera de un solo tono como si en realidad fueran bañados por una luz azul, físicamente esto sucede así, es la cualidad de las veladuras en la pintura, la veladura es una luz que baña como una luminaria que tiñe cualquier color. Y actualmente estoy trabajando con material pero utilizando la técnica de la veladura para controlar y unificar el color. Es bella la idea de hacer surgir el color del negro. 

En tus últimos libros tus personajes se están estilizando, y se han hecho más adultos, más severos. ¿A qué obedece esa metamorfosis?

Y creo que es la libertad que me han dado ciertos editores y que yo he tomado con esa mirada. Es cierto, los últimos trabajos se han volcado a una franqueza severa, por supuesto tienen que ver los textos, La Migala por ejemplo, es un texto que involucra el deseo vehemente de la muerte y no puede ser de otra forma según mi entender. Ahora, creo que el trabajo de uno no puede desligarse a nuestra vida, uno no puede decir, esto es tiempo trabajo y esto es tiempo de vida, y en este caso supongo que una parte de lo que yo veo y vivo tienen esas formas. Nunca he creído que ilustrar un libro deba mesurarse, es más, pienso que uno debe derrumbarse ahí, ya el libro hará su reconstitución y el lector leerá o se aburrirá, pero uno como ilustrador no tiene otra opción que mantener esta honestidad.


La puerta en la piedra es una metáfora en la que se sustentan cada una de tus ilustraciones. Dinos cómo se produce ese hecho creativo.

La piedra en mi mundo significa un concepto enorme, es un lugar para pensar. Inicié pensando que un libro debe ser como una piedra, indivisible, estar ahí, tal vez perdido, pero resistiendo todo junto; después pensé que también debe ser como una roca que te golpea y te deja una marca; o al realizar talleres de ilustración lo semejaba al concepto, uno
puede estar perdido y sostenerse en una piedra; o la belleza que Octavio Paz describía sobre la palabra, diciendo que ésta debe sujetar el péndulo de la vida y hacer oscilar todo; después leí una poesía de Wislawa Szymborska, Conversación con la piedraahí poéticamente hablaba de esta imposibilidad eterna que nos acompaña por querer habitar el universo, por crear artificios, por desear siempre sobre esta imposibilidad, pero justamente sobre esta imposibilidad, nosotros, ya sea en los libros, en las palabras o 
en las ilustraciones, tenemos la posibilidad de inventarle puertas: ¡es un signo magnífico de la imaginación!
La piedra es un espejo de nuestra imposibilidad que posibilita, es aquello impenetrable a lo que le inventamos (como la ficción) un entrada. Después todo es posible. La ilustración es así, pero además la naturaleza de nosotros es así, somos inventores de puertas en las piedras.

¿Cuál es tu proceso creativo? ¿Cómo es la evolución de tus ilustraciones desde su gestación inicial hasta las artes finales?

El proceso es muy conflictivo y de mucha incertidumbre, siempre empiezo escribiendo palabras y bocetando formas sin saber muy bien hacia dónde ir, hasta que el propio diálogo que hay en ello me lleva a tierra firme. Este primer paso es muy intuitivo, viene cuando leo por primera vez el texto y una palabra aparece contundente y permanentemente en la lectura, de ahí siempre parto para otras lecturas, a la vez que empiezo a dibujar rostros centrándome en amplificar el universo del gesto, todo es a priori, no reflexiono nada, solo intuición, entonces, se va haciendo una ruta que va encontrando idea y consolida esa primera palabra o la cuestiona, es trabajar ciegamente para encontrar algo, horadar la nada, eso que nos deja ver lo que estábamos buscando aunque no lo supiéramos, solo hasta que lo tenemos enfrente nos damos cuenta que lo buscábamos. Entonces el dibujo lo ilumina todo. De ahí hago un trabajo paralelo con el color y su textura, para mí esta parte es
como adjetivar el color. Poco a poco todo se va enhebrando. Es riesgoso porque pueden pasar días sin encontrar nada o lo que se tenga encontrado no sirva de mucho, pero la necesidad se ayuda con la insistencia y al final todo encuentra sentido, entonces uno se reduce y esa primera palabra lo dirige todo y los elementos juegan por sí solos. Avanzo sin orden a la vez, ya que a veces me detengo en un detalle o prefiero solucionar el ritmo del libro o hasta me entretengo escribiendo historias, ahí pongo en práctica
algo que aprendí de Pablo Amargo, hago preguntas, una y otra vez, sin dejar de dibujar y sin dejar de montar imágenes, las hago en voz alta, las escribo o a veces termino mirando la ventana como bobo, hasta que milagrosamente, la relación de alguna figura o algún objeto lo dice todo: lo encontrado y lo reunido dictan su discurso. Ahí empiezo un ejercicio sencillo, me siento y redacto una descripción muy literal de mis láminas, y en esas explicaciones todo se devela y explica su sentido, los elementos, los colores, las formas, sus avances o sus salidas, allí nace el concepto y el trabajo se vuelve filigrana: enfatizo, limpio, reduzco u ordeno. Es como después de hacer ruidos extraños, sin sentido o aparentemente sin sentido, uno permitiera que ellos mismos ordenaran su melodía, lo demás es limpiar. Eso, todo caos es un orden por descifrar, todo es seguir el hilo invisible o casi invisible de los vínculos, por eso es que uno se descifra a la vez que se delinea en el trabajo, porque nuestras propias huellas son palabras que uno lee para decir algo. Ahí nos abandonamos y entonces la ilustración pertenece por entero al libro.


Vivir, imaginar soñar son tres verbos fundamentales en tu proceso creativo. Cuéntanos con más detalle cuál es la importancia de estas palabras.

Son tres momentos de la vida que me gusta confundir, anhelo justamente que se vuelvan una sola acción. No hace mucho leía sobre cómo las neuronas tienen una influencia directa por todo lo que los rodea, una especie de receptores hiper-susceptibles, tanto que su desarrollo depende un tanto igual
o incluso más que la información genética que poseen, es decir: nosotros, formados por partículas inciertas somos más de lo que no somos que de lo que somos. Siempre seremos aquello que nos falta, siempre iremos a buscar eso que requerimos, aquello que no tenemos, por eso somos una enorme hueco, somos un gran faltante y soñar o imaginar eso que nos falta creo que es el motor más poderoso para vivir. Eso lo he aprendido de los libros, de la ilustración.


¿Qué te aporta la técnica digital a la hora de expresarte?

No creo que sea una ventaja, de hecho no veo la técnica digital como algo comparativo, es un recurso más y suma con el resto. Si acaso sí el tiempo: en el ordenador una veladura se seca en el momento mismo de aplicarla. Ahora, también como cualquier otra técnica yo encuentro la posibilidad y juego, contrariamente con lo que se cree, en el trabajo digital, el hallazgo, el encuentro, el accidente es un posible maravilloso que se establece a cada reposicionar de los recursos, a cada prueba, además, creo que es una idea encantadora el trabajar sin ningún otro material más que la luz, pero todavía más, el hecho de que todo tu trabajo sea solo un impulso electrónico, un uno o un cero, bits, sin peso
aparente, y que, según nuestro entender, hasta hace poco, era
inasible, se me hace poético. Una vez lo pensé, es como elaborar recuerdos, claro, todo esto es un rollo que igual no interesa pero a mí me ayuda a apreciar mis herramientas y a significarlas. Aunque acoto un dato, antes el artista soñaba con atrapar la luz,  y recientemente entre dos placas de oro, la luz puede atraparse, ya no solo su huella en la fotografía, sino que físicamente un halo de luz puede detenerse y mirarse. Así que la posibilidad de imaginar no está en ninguna técnica, sino en el hombre y en como significa su herramienta.

¿Qué aspectos valoras en un texto?

Valoro sus hendiduras, las imágenes inciertas, las que el escritor genera para el lector pero también las que el propio texto permite, valoro ese universo posible que nos permite divagar con nuestros propios pies; y no es exclusivo de un tipo de texto o de otro, poesía o narrativa, incluso en la descripción más literal, cuando está escrita en profundidad, es un espacio inmenso para trabajar, ahí es donde uno puede habitar con magnitud, ir o venir y regresar, regresar siempre. Yo creo que ese es el punto más importante, las escrituras en profundidad, para que se inunden con nuestros silencios, como ilustrador o como lector.


¿Qué partes de las historias quieres representar en tus imágenes? ¿Qué momentos eliges para representar y cuáles son los que no te interesan tanto para crear tu narración pictórica?

Me gusta el momento justo entre el después de que se narra algo y el instante antes de que continúe, es decir, el intersticio en las palabras del texto. Cuando el texto describe una acción o una situación y termina la oración enseguida viene el punto, yo ilustro ese espacio que existe entre la última palabra y el punto. Por ejemplo, si un texto habla de alguien que ha bajado y ha encontrado algo, yo ilustro al personaje después de que encontró ese algo, y hago de su gesto el lugar donde se tensa el universo, construyendo a partir de ahí una urdimbre que se ramifica en sublecturas y permitiendo la construcción de metáforas. Es un juego de mucho espacio, es como retratar al personaje en el momento en que piensa algo. Yo diría que mi trabajo se ha vuelto una serie de retratos de miradas perdidas.
Otra forma de expandir la realidad. A mí no me gusta ilustrar
la situación descrita y huyo siempre de la literalidad, claro, me apoyo en el contexto y de entrada puede verse algo literal, pero él después se me hace magnífico para despertar la imaginación; yo creo que justamente es ahí donde obtengo el tono de mi trabajo, porque al final parece tener un aire
melancólico esa fotografía del instante que siempre se pierde.




¿Qué evolución ves en tu trabajo desde tu primer libro, 1997, y el último editado en 2013?

Lentitud y claridad. He aprendido a ser un ilustrador tardo, de toda pertenencia al libro. En mi dibujo he visto una línea que se afina pero que se aleja de lo gráfico, por más vehemencia que tenga en permanecer en ello o por más que me esfuerce en alejarme de lo figurativo, veo que entra en una zona difusa estéticamente. Tal vez lo más claro que pueda recoger es que mi acabado se ha ido robusteciendo
pero sinceramente no es algo que me interese mucho, yo desearía aligerar esta carga y dibujar más suelto. La fortuna es que siempre uno puede volver a comenzar. Ahora, yo siento que he aprendido a construir puentes, es decir, frente a una intención de escribir un discurso en profundidad o incluso complejo, sobre el texto y la acción, recurro siempre a la posibilidad de ayudarme de puentes que permitan el acceso al lector: lo absurdo, lo incierto, lo ambiguo, lo improbable, son conceptos que estoy trabajando mucho, se han vuelto la columna de mi trabajo. Estos puentes han sido lo mejor que he logrado aprender durante estos últimos años después de tantas oportunidades y errores.



¿Cómo valoras que tus obras sean seleccionadas en Bolonia (2007,2008 y 2011), y premiadas con la Mención Especial en 2009 en la categoría de New Horizons de los Bolonia Ragazzi Award, y el Premio de Ilustración de los CJ Picture Book Awards de 2010? ¿Qué significan para ti estos reconocimientos?

Es un gusto saber que tu trabajo participe en eventos tan importantes y una satisfacción que los seleccionen, pero toca tanto el ego que enseguida busco esparcirlo y prefiero no mencionarlo para no caer en la ignorancia, así que siempre me vuelco al trabajo y entiendo entonces que ese logro se vuelve la posibilidad de decir, aquí, para ver enseguida un allá y ubicar su recorrido, algo tan pasajero que solo es un punto como otros en el camino.

¿Con qué quieres que se queden los lectores de tus libros? ¿Qué pretendes transmitir a tus lectores?

Me gustaría que se mezclaran con sus recuerdos, como sea que uno entienda al recuerdo. Transmitir en realidad no es mi intención, aunque suene absurdo, más bien imagino que mi trabajo pertenezca tanto al libro que desearía que cuando alguna persona mencionara la historia o la recordara, tuviera en la cabeza alguna huella de esas imágenes, así, borrosas, extraña, como en lontananza. Eso deseo.



¿Qué pintores han dejado huella en ti? ¿Y qué ilustradores te seducen cada vez que ves sus trabajos?

Los clásicos, tengo un enamoramiento interminable con ellos,
Miguel Angel, Durero, Caravaggio, Rembrandt. Y sucede algo
curioso, me fascinan los ismos, la pintura mexicana, Saturnino Herrán, Ricardo Martínez, Francisco Corzas, también las vanguardias, aquellos que replantean el arte, pero cuando vuelvo a ver una obra de Caravaggio, de Miguel Ángel, creo que no existe una contemplación más profunda que la de ellos. Ahí entiendo la plenitud de la palabra genio.
Por su parte siempre me seduce el trabajo de Wolf Erlbruch, de Pablo Auladell, Joanna Concejo, Pablo Amargo, artistas
de gran dimensión y que siempre me dejan pasmado.

¿Qué es para ti la belleza? ¿La buscas en cada uno de tus libros?

La belleza para mí es una construcción sostenida en el universo que reverbera con profundidad, que muestra su pertenencia, que no se aisla, un espejo que refleja y además muestra; dice Borges “ese algo que aurora el mundo”. Y no sé si siga buscándola, me produce una angustia tremenda y mucha inseguridad, así que prefiero conformarme con una buena composición y un buen manejo de color. Lo he dicho, he renunciado a la belleza en mi trabajo, no la busco más, solo intento hablar como cuando alguien habla de algo bello 
que ha visto.



 ¿De qué te nutres para hacer tu trabajo? ¿En qué terrenos se hunden tus raíces para alimentar tu imaginación y creatividad?

En la vida misma, en la gente, en lo que leo e imagino. Me gusta mucho la música, amo el cine, y solo una coreógrafa, Pina Bausch. Me fascina ver fotografías abandonadas, como las de Diane Arbus o Roman Vishniac o Sudek, o como las que existen en los mercados “de lo viejo” de Buenos Aires. Me nutro de palabras de escritores que me gustan, de su poesía, tantos y muchos. Para mi tener un libro de poesía es como beber de un vaso de agua fresca, así que siempre tengo uno cerca que me da de beber. Lo aforístico, lo metafórico
de la literatura, son imágenes sólidas que siempre me llenan y que despiertan mi imaginación.

¿Qué significa para ti crear un álbum ilustrado, un libro-álbum?

Es la posibilidad de escribir con otro tiempo un paralelo a las palabras, escribir sobre la misma hoja, dibujar o rayar las palabras, volcarlas, descubrirlas para mí o para otros, formar parte de una charla, eso, formar parte de algo. También es una forma de apropiarse del mundo, no porque te adueñes de nada, sino porque algo que es parte del mundo viene a ti, te dice algo y se regresa con algo que puedas decir, es la posibilidad de que tu mirada se haga voz. Es un compromiso muy profundo el hacer un álbum ilustrado, no porque tengas que hacer una obra de arte sino más bien algo muy honesto y muy profundo, que no sea banal, ni superficial, sino debe tener ese tiempo de vida que te llevó hacerlo, porque al final, álbum ilustrado o libro-álbum, la labor dentro del libro, es un trabajo que se convertirá en un interlocutor, y ese interlocutor debe ser humano para que entonces la posibilidad no deje de llevar lo que nos tiene reunidos en él.



¿Qué significa para ti La bruja y el espantapájaros?

Significa un momento de mi vida, el rastro de algo que pensaba y sigo pensando, como la fotografía de un tiempo. Pienso que mis propuestas no definen ni dicen nada en la ilustración, solo agregan, como si fuera un comentario en la mesa. Eso es lo que me importa de ese libro. Si uno lo observa estéticamente, no tiene nada formidable, incluso la historia es muy sencilla, pero pienso que me atreví a publicarlo porque la idea de mirar y decir, lo que yo pienso, es un deseo que desea permanecer. Ese es el único significado para mí.

¿En qué proyectos trabajas en la actualidad? ¿Qué historia te gustaría ilustrar especialmente?

Actualmente trabajo en una selección de poemas de Lorca realizada por Kalandraka, un libro que lo he arrastrado durante tiempo.
Y en este momento me gustaría poder ilustrar a varios poetas, por ejemplo, ilustrar a Wislawa Szymborska, Herta Müller, Vladimir Holan o una poeta que recién leo: Alda Merini. De hecho estoy emprendiendo un ejercicio, no es muy honorable, pero en los libros que voy leyendo de ellos, en el espacio que queda de la página, les voy haciendo una ilustración a lápiz. Tal vez algún día se vuelva libro.

¿Qué proyectos tienes en mente poner en marcha?

Tengo dos proyectos que están un poco impacientes, Soledad, que supongo te suena familiar… y otro que se llama El escritor. Y bueno, tantos más, pero el problema es que soy pésimo con el manejo del tiempo, yo me descoloco muy fácilmente y si no es una cosa es otra y cuando me doy cuenta soy un año más viejo…no sé, solo espero que haya vida mañana mismo para poder levantarme otra vez más.

Muchas gracias, Gabriel, por tus palabras y por tus ilustraciones.



Selección bibliográfica:

La rana encantada. Jazmín Flores Yarce. Ed. Corunda, México, 1997.
Sinfonía natural. Leticia Herrera. Ed. Alfaguara infantil, México, 2000.
Si entras al castillo. Adriana Arrieta. Ed. Alfaguara infantil, México, 2002.
Jacinto. Eduardo Robles Boza. Ed. Trillas, México, 2002.
Cara de aire ZoraidaVásquez Beveraggi. Ed. Trillas, México, 2004.
Pájaros de papel.Zoraida Vásquez Beveraggi  . Ed. Trillas, México, 2004.
Circo de voces. Adriana Arrieta. Ed. Alfaguara infantil, México, 2005.
El pollito de la Avellaneda. Antonio Rubio. Editorial Kalandraka, Pontevedra, 2006.
La Llave de oro y otros cuentos. Jacob y Wilhelm Grimm, Cuentos completos IV. Ed. Anaya, Madrid, 2006.
Hago de voz un cuerpo. Antología poética. María Barandas. Fondo de cultura económica, México, 2007.
Tres Deseos. Eva Mejuto. OQO Editora, Pontevedra, 2007.
L’umod’acqua. Ivo Rosatti. Ed. Zoolibri, Italia, 2007. Kalandraka, 2009.
El gran viaje. Anna Castagnoli. OQO Editora, Pontevedra, 2008.
La sfidadellosciamano. Franco Cosimo. PaniniEditore, Italia, 2008.
Song of the wind and waves.Yeowon Media, Seúl, Korea, 2008.
Swanlake. Yeowon Media, Seúl, Korea, 2009.
Cuentos de Poe. Edgar Allan Poe. Ed. Anaya, Madrid, 2009.
Carmen. George Bizet. Edicions Hipòtesì, Barcelona, 2009.
The Little mermaid. AgaWorld, Seúl, Korea, 2009.
Los cuatro amigos. Hermanos Grimm. Editorial Kalandraka, Sevilla, 2010.
El taller de corazones. Arturo Abad. Editorial OQO, Pontevedra, 2010.
El hombre que entraba por la ventana. Gonzalo Moure. Editorial SM, Madrid, 2010.
Frida Kahlo, una historia posible. María Barandas. Ed. Anaya. Madrid, 2010.
As três meninas. Antonio Ventura. Bags of Books, Portugal, 2011.
La bruja y el espantapájaros. FCE. México, 2011.
Poesía eres tú. Antología de Gustavo Adolfo Becquer. Selección de Juan Cruz Iguerabide. Ed. Edelvives, 2011. 
Los miserables. Víctor Hugo. Ed. Teide, Barcelona, 2012.
El libro de la selva.RudyardKipling. Sexto piso. México, 2013.
La Bella y la Bestia. Jeanne-Marie Leprince de Beaumont. ¿¿
La migala. Juan José Arreola. La Caja de los cerillos. México, 2013.
12 poemas de Federico García Lorca. Ed. Kalandraka, Pontevedra, 2014.